Investigadores anticipan un descenso global en el tamaño de las familias hacia finales de este siglo, con una tendencia a estructuras familiares más «verticales». Esto implica una mayor presencia de abuelos y bisabuelos, en contraste con un menor número de primos, sobrinos y sobrinas.
Un equipo internacional de científicos utilizó modelos matemáticos y datos de población actuales para estimar que el tamaño promedio de las familias disminuirá un 35% para el año 2095.
Este descenso variará según el país, ya que el tamaño familiar promedio difiere globalmente. Sin embargo, el estudio enfatiza cómo el soporte familiar experimentará cambios significativos en las próximas décadas.
Diego Alburez-Gutiérrez, del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica en Alemania, explica que el estudio busca entender cómo las dinámicas demográficas influirán en las redes de parentesco futuras, explorando la estructura, tamaño y distribución por edades de las familias en el pasado y su posible evolución.
Aunque el estudio no se centra en las causas detalladas de esta tendencia a la reducción del tamaño familiar, sí señala la disminución en las tasas de mortalidad tanto en edades avanzadas como en las más jóvenes.
Con la disminución de la mortalidad, surgen cambios en normas sociales, factores económicos y prácticas de planificación familiar. Esto resulta en generaciones con menos hermanos.
Además, la tendencia actual hacia familias con menos hijos y en edades más avanzadas explica por qué los niños de hoy tienen menos hermanos que en generaciones anteriores, lo que repercute en el número de primos, sobrinos y sobrinas en la familia extendida.
Paralelamente, la mayor esperanza de vida general genera una brecha más amplia entre los miembros jóvenes y mayores de una familia . Los mayores no siempre pueden brindar cuidados y apoyo, y en ocasiones ellos mismos lo requieren.
Según señala Alburez-Gutiérrez :
Nuestra investigación evidencia que la disponibilidad de recursos de parentesco está en declive a nivel mundial. Con una mayor diferencia de edad entre individuos y sus familiares, las redes familiares serán no solo más reducidas, sino también de mayor edad.
A medida que estos «recursos del parentesco» disminuyen, las familias podrían necesitar más apoyo externo. Por ejemplo, una mujer de 65 años en 1950 tenía en promedio 41 parientes vivos, mientras que una de la misma edad en 2095 se espera que tenga solo 25.
Para el estudio, se analizaron alrededor de 1.000 historias de parentesco por país, basadas en datos de las Naciones Unidas. Si estas proyecciones se confirman, el cambio hacia familias más «verticales» afectará tanto la dinámica familiar como a las sociedades que las sustentan.
Alburez-Gutiérrez resalta que estos importantes cambios en la estructura familiar presentarán desafíos sociales significativos que deben ser considerados por los responsables de políticas tanto en el norte como en el sur globales.