El desarrollo sostenible es una de las metas más importantes que hemos de asumir como parte de esta generación, marcando un nuevo modo de hacer las cosas que resulte más beneficioso para todos. En este punto, hay que tener claras aquellas labores sociales, económicas y ecológicas que, en convergencia, pretenden incrementar el bienestar del que disfrutamos y dejar un mundo mejor que el que encontramos al nacer. Por consiguiente, si quieres ser parte de este cambio, te recomendamos que tengas presente todas aquellas estrategias que se están poniendo en marcha en la actualidad y que ya han fijado el rumbo que se debe seguir a futuro.
Retos para mejorar la estructura social
Es inviable pensar en un desarrollo sostenible si la sociedad sigue supeditada a la desigualdad que ha habido a lo largo de la historia. Con esto en mente, las estrategias de sustentabilidad destinadas a reconstruir los pilares de nuestra estructura social resultan especialmente relevantes; haciendo que todo el mundo, sin importar sus circunstancias, encuentre su lugar.
Las acciones de igualdad de género, como aquellas fundamentadas en incentivar el emprendimiento entre mujeres, o las de inclusión y diversidad, haciendo que todo lo que nos rodea quede libre de discriminación, destacan en gran medida. Unos planes que la gran mayoría de los países modernos ya están implementando para así dar un giro de 180º a las injusticias sociales.
Asimismo, hay que destacar las políticas de inclusión laboral de personas con discapacidad, los programas de salud y las estrategias de ética y transparencia. Diferentes métodos que, en todos los casos, ponen el punto de mira en hacer que el desarrollo sostenible vele por los intereses de todos y cada uno de los miembros del planeta.
La lucha contra el hambre sigue
El desarrollo económico es otra de las grandes metas de la sostenibilidad y los programas de hambre cero se presentan como el recurso más relevante. Una serie de políticas que suelen poner el foco en los niños pequeños en situación de extrema pobreza; tratando así de abastecer sus necesidades nutricionales no solo en cantidad, sino en calidad.
Mediante acciones como los programas de voluntariado y donaciones de terceros, hay muchas instituciones tendiendo su mano a los países que más lo necesitan. Asimismo, brindan formación en alimentación para proteger la salud en esta materia tan importante, incentivando así el bienestar del que se goza en dichas regiones.
Ahora bien, combatir el hambre es solo una de las muchas luchas que se dan a diario en lo relativo a las estrategias para el desarrollo económico sostenible. Todavía hay mucho por hacer y las diferencias entre el primer mundo y el tercero han abierto una brecha injusta que se debe cerrar. Hasta que esto no suceda, no podemos hablar de éxito y actuar todos a una es la mejor forma de lograrlo.
Proteger el planeta como misión principal
No podemos hablar de sostenibilidad sin hacer una mención directa a las políticas ecológicas. El planeta nos pide a gritos que dejemos de actuar con irresponsabilidad medioambiental y ya son muchas las instituciones que se han comprometido a cambiar las cosas tanto a corto como a largo plazo. Una serie de iniciativas cuyo fin es el de dejar el planeta lo más limpio posible.
El uso de energías renovables, como la eólica o la eléctrica, el ahorro de agua más drástico, las políticas de reciclaje, la limpieza de playas, la agricultura sostenible o, por supuesto, la gestión ambiental para minimizar el impacto en el clima son algunas de las más destacadas. Unas acciones que, poco a poco, han ido reduciendo las cantidades de CO2 que emitimos y eliminando la basura que dejamos.
Es evidente que el camino es largo y que queda mucho por hacer; no obstante, cada pequeño paso que se da cuenta. Motivo por el que es prioritario ponerse en marcha y sumarse a aquellos proyectos de desarrollo sostenible, bien sea social, económico o medioambiental, que ya están aportando su grano de arena a la causa.
